Compositora
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Creo que estamos en tiempos globales de transformación, sobre todo desde los países periféricos. En un proceso social, cultural y económico hacia la construcción de igualdad y justicia. Y es un largo camino de lucha, en el que los movimientos feministas, con una energía avasallante, están obligando a las sociedades en su conjunto a repensarse, a deconstruirse desde la mirada hacia el mundo, hasta en acciones y espacios concretos. Específicamente en el campo musical -no popular o no comercial (no creo demasiado en la palabra “académico”, ya que no tiene que ver únicamente con espacios educativos formales)- fue siempre, en mi experiencia, uno de los campos artísticos más vulnerables y faltos de organización. Es decir, la situación, es muy delicada en general, y por supuesto específicamente para las mujeres y minorías no representadas. A la vez, la falta de políticas culturales públicas, que deberían ser el principal sostén, hace que todo quede liberado a incertidumbres e iniciativas más de tipo individual. Por ejemplo, la tendencia política de pensar la cultura como “eventos” genera seguramente acciones inmediatas más visibles, pero por otro lado atentan contra un verdadero fortalecimiento cultural sostenible en el tiempo.
En el campo de la creación musical, predominantemente masculino, el simple hecho de que las mujeres compositoras no sean consideradas en forma igualitaria fue históricamente una constante. La misma historia de la música invisibilizó totalmente su trabajo y, por otro lado, las características propias de los sistemas socioeconómicos y culturales capitalistas patriarcales, no permitieron el acceso de las mujeres y minorías étnicas a posibilidades de formación e inserción en la actividad profesional de forma equitativa.
Personalmente siempre sentí un doble esfuerzo: el del trabajo específico en sí (en una profesión realmente salvaje, que también es en realidad un potencial permanente de construcción tendiente a su profesionalización); y el trabajo del esfuerzo de traspasar prejuicios instalados, ya sea por el género, como por ser además latina, y como si fuera poco, viviendo en Buenos Aires. La cuestión de la periferia también es un tema pendiente que necesita urgente atención, reflexión y acción.
Personalmente, hace casi 30 años que vengo trabajando en la composición y experimentación musical e interdisciplinaria, organicé varios ensambles con los que trabajamos muchos años hasta que no pudimos seguir sosteniéndolos y tratando de dar lo máximo en cada proyecto, y con mucho trabajo para conseguir cada paso de avance. También pude estudiar en el exterior gracias a becas, primero de Argentina en 1996/97, para estudiar en el IRCAM de París, y luego de la Universidad de Stanford en Estados Unidos, donde me doctoré en 2011. Y me sigue pasando que, aunque sin ánimo consciente de ofensa, colegas me digan cosas como porque soy “muy joven” no puedo pensar en acceder a ciertos reconocimientos, sin saber que tengo la misma edad que otros colegas masculinos sí considerados. O que “nunca” podría llegar a estar “al nivel” de los compositores hombres, etc., sí creo que especialmente los dos últimos años, se notan cambios importantes de lo que antes estaba absolutamente normalizado, y, aunque sea simplemente por “estar a tono” con los tiempos que corren, o porque realmente vamos tomando conciencia, es indudable que como sociedad, no vamos a volver a dar pasos hacia atrás, y este camino de igualdad y justicia es un horizonte y un ideal por el que muchas y muchos estamos dispuestos a pensar, crear y sostener nuestra vida y trabajo.
Este pedido de reportaje, que agradezco sinceramente, es un muy buen ejemplo. Y creo que puede ser un excelente puntapié para que no sólo interese la “voz femenina” en el mes de la mujer, sino que una práctica cotidiana sea empezar a pensar a las mujeres y todas las minorías, a la par, simplemente, y con los mismos derechos que el resto de la sociedad.
En mis obras, en general, creo que se refleja mucho el intento por la construcción de una propia identidad, fuera de patrones o fórmulas predefinidas, tal vez trascendiendo cualquier tipo de límite (ya sea de género, o de otro tipo), intentando crear una especie de espacio poético sensible capaz de devenir e intervenir en el mundo. Creo que mi trabajo con la música, o más bien diría con el arte (ya que pienso mis obras desde una concepción tal vez más abarcativa e integradora), me permitió también la posibilidad de aceptarme, de darle valor a mi propia voz, de sentir que hay algo que merece la pena que puedo aportar al mundo, más allá de lo tremendo de la existencia humana.
Pienso que lo inevitable, sería lograr la implementación de políticas culturales gubernamentales, ya que está todo puesto en iniciativas posibles individuales, muy limitadas y de difícil supervivencia en el tiempo. Por ejemplo, sería excelente la creación de un sistema de encargos, siempre de forma inclusiva, que podrían estar vinculados a los organismos musicales (orquestas nacionales y provinciales, etc.) e institucionales oficiales (teatros, universidades, fundaciones, etc.). También la realización de convocatorias para creación y producción de obras, y proyectos con continuidad, con condiciones dignas de trabajo. Por otro lado, hace varios años, junto con los colegas Luis Mihovilcevic, Miguel Magud y Diego Chamy, trabajamos mucho en la redacción de un proyecto de ley para la creación de ProMúsica Contemporánea (basado en ProTeatro y ProDanza), que lamentablemente no tuvo un curso positivo en la legislatura porteña, pero que sería bueno que se reconsidere. Sería interesante tomar ejemplos de sistemas de apoyo a las artes de otros países (por ejemplo en México, los creadores, son apoyados con proyectos y planes de trabajo con varios años de actividad y continuidad, al contrario de por ejemplo, nuestro Fondo Nacional de las Artes que otorga becas puntuales y no renovables). También creo que sería importante lograr la unión de trabajadores y trabajadoras del arte y la cultura, o colectivos más específicos, para la posibilidad de conquistar derechos, construir y pensar aportes para lograr políticas culturales sustentables, y que los gobiernos tomen la cultura con la importancia que se merece.
Por otra parte, creo que las iniciativas del tipo “cupo” son herramientas fundamentales en esta etapa, que lograrían que la igualdad se comience a generar desde algún lugar en donde previamente ni se plantea. Por ejemplo, que en las programaciones de las temporadas del Teatro Colón, el teatro nacional de ópera argentino, incluya en su programación el porcentaje legalmente necesario de música argentina, y música creada actualmente, y que se incluyan a las mujeres en igualdad de porcentajes. Y por supuesto que se generen nuevos espacios. Es cierto que la realidad es compleja a todo nivel, pero que tal vez haya que empezar simplemente por algún lugar, dando pasos.
Por último, creo que todo lo que se pueda hacer para unirnos como latinoamericanos y latinoamericanas es crucialmente necesario. La problemática de género nos atraviesa como sociedad, y que creo es necesario trabajar diariamente para que desde cada lugar e individualidad, contribuir a la creación de colectivos mayores que se vayan consolidando a través del tiempo. La clave es la resistencia, el tiempo, la permanencia, para que las cosas tomen consistencia más real cada vez. Creo que mis esperanzas y expectativas son muy fuertes y positivas para una transformación hacia la igualdad de la sociedad, ojalá, y hacia un sistema que una e iguale, en lugar de separar y estratificar.
¡A seguir la lucha, a seguir creando!, y finalmente, todo lo que se pueda decir, en realidad, tal vez casi no cuenta: las obras tienen la palabra.
María Jaunarena
Directora Ejecutiva de Juventus Lyrica - Régisseur
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Creo que, como en todos los ámbitos, es un espacio que la mujer conquista paulatinamente. En la ópera, una primera mirada veloz advierte una preponderancia masculina: en directores de orquesta, de escena, escenógrafos, compositores. De hecho, y lógicamente por una cuestión histórica, el repertorio está compuesto mayoritariamente por hombres.
Arriba del escenario eso no se advierte obviamente porque las obras en sí mismas cuentan con una suerte de “cupo” natural: hay personajes masculinos y femeninos entre los solistas, y el coro naturalmente necesita componerse de sopranos, mezzosopranos, tenores y barítonos. Por supuesto este cupo por sí mismo no significa una valoración positiva de las mujeres y de su rol en la vida social. En ese sentido es muy interesante el ejemplo de Mozart, un compositor con una percepción y un pensamiento muy adelantado a su época también con respecto a este punto. Cuando aborda Las bodas de Fígaro, por ejemplo, una mirada atenta permite vislumbrar la inteligencia y la astucia en todos los personajes femeninos. En los masculinos siempre prima el ego por sobre la compasión, y hasta para ellos dedica líneas temáticas y musicales muy similares. En cambio, en los personajes femeninos vuelca toda la creatividad, y el único personaje masculino que se distingue, el que no quiere ir a la guerra, al que el honor y la competencia con otros hombres no le interesan, quien considera que tiene mucho que aprender de las mujeres y el que de alguna manera representa el futuro, es decir Cherubino, es aquel para el que Mozart pide que sea interpretado por una mujer. Martha Nussbaum concluye que la ópera Las Bodas de Fígaro (infinitamente más que la obra previa de Beaumarchais) es un pieza clave en la historia de la democracia liberal.
Juventus Lyrica es una organización ideada y conducida mayoritariamente por mujeres. Ese tema no ha sido, ni es un estigma ni una asignatura pendiente dentro de la organización.
Creo que lo fundamental es generar oportunidades de acceso y de aprendizaje, en donde todos puedan partir de iguales posibilidades de entrenamiento y capacitación. Promover la participación en disciplinas tradicionalmente ocupadas por hombres. Ahora bien, el talento, la musicalidad, la expertise y lo sublime que puede alcanzar un artista en el abordaje de su instrumento (ya sea musical, o su propio físico con su voz, por ejemplo) creo que excede el tema del género.
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